martes, 14 de octubre de 2008

La mente puesta en la carne

Resumen de tema visto en el grupo

Es enemiga de Dios, no es usado como un adjetivo, como algo que se opone, si no un sustantivo, la enemistad misma. No solo es anegrado, o contrario, es la negrura y la contrariedad misma. Esto nos habla de lo perverso que es nuestro corazón, nuestra carne, y aun si creer la veracidad de esto no es suficiente con solo ser afirmado por la palabra de Dios; se nos invita a ver la historia y hacer memoria, ver los hechos terribles que ha cometido la humanidad, su crueldad para con su propia raza, lo que han causado las guerras y el derramamiento de sangre, por las luchas y asesinatos, los vicios que han hecho caer a naciones enteras, los crímenes terribles e impensables que se han cometido, que aun dan vergüenza mencionar. Lo pagano de sus supersticiones, religiones falsas y aun doctrinas diabolicas, obscenidades y ritos llamados sagrados que hacen pensar; si eso es la devoción, que sera la impiedad.

Si eso es historia, o referencia a otros y no a ti, preguntemosle a la conciencia. No has dicho en lo mas profundo de ti, cuando has deseado mas tu propio placer: "Quisiera no existiera Dios", no hemos deseado que esta religión no existiera, liberar a nuestras almas de la Deidad y culpabilidad de nuestro placer, que todas estas verdades divinas fueran una farsa, un engaño. No es lo que el necio dice en su corazón, lo que en un momento de insensatez hemos llegado a desear.

Confesando que alguna vez hemos deseado la inexistencia de Dios, siendo lo mismo cuando alguien desea deje de existir su enemigo, le venga la muerte y no encontrarlo mas. No significa esto que el que desea la muerte de otro hombre, lo odia en su corazón. Desear no este Dios, no exista, no haya Dios, es odiarlo.

Acaso no has deseado alguna vez, Dios no fuera tan santo, no fuera tan severo, sus leyes no fueran tan altas, de manera que nuestros crímenes fueran simples pecadillos vanos. que no fuera tan riguroso, tan estricto, tan severo, que nuestros pecados no requirieran ser redimidos. Deseamos cambiar a Dios, hacerlo mas hombre, rebajarlo, hacerlo mediocre. Demuestras que no amas a Dios, demuestras tu enemistad, deseas cambiar su naturaleza, desprecias su evangelio.

Que tan grave es esto?
Solo basta considerar, la relación que tenemos con Dios, y quien es Dios.
Pues tendrías que considerar, Porque odias a Dios?, lo odias porque siempre te ha amado, porque siempre ha mostrado su misericordia, porque te ha llenado de bendiciones. Lo odias porque viendo nuestra situación, sin dejar de ser justo nos ha perdonado, lo odias porque mando a su propio hijo a morir para rescatarte. Lo odias porque es perfecto, amor, y solo nos ha mostrado su bondad.
Considera esto y preguntate, es grave poner la mente en la carne

Nuestra naturaleza enemiga, nuestra carne que es la corrupción misma, esto aplica a todos, esto aplica todo el tiempo; pues no podemos separarnos de esta carne, al menos no en esta vida. Aun teniendo los mejores momentos espirituales, nuestra carne siempre querrá ir en contra de Dios.
Es por esto nuestra necesidad de un salvador, es por esto nuestra necesidad de ser transformados por medio de su Espíritu Santo, seamos fortalecidos y así luchar contra nuestra carne buscando en todo momento poner nuestra mente en lo espiritual.

Duda de lo que tu mente llama bueno, duda de tu propio razonamiento. Cuando no estés buscando lo espiritual, probablemente estés poniendo tu mente en la carne y te estés dejando seducir por aquello es enemigo del Dios que te ha amado.

Fuente
Un sermón predicado la mañana del Domingo 22 de Abril, 1855
por Charles H. Spurgeon No. 20

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