La rutina, nuestro orgullo y nuestro corazón engañoso son algunas de los aspectos que nos llevan a acercarnos a Dios de una manera incorrecta o inapropiada. Facilmente podemos asemejarnos al fariseo de la parábola de Jesús (Lucas 18:9-14), que al acercarse a Dios y orar, lo hacia en base a su justicia, alardeando y poniendo por delante sus obras buscando así la comunión y aceptacion de Dios.
Llegamos a encontrarnos delante de Dios con nuestros ojos cerrados, con la biblia en mano esforzándonos en concentración, buscando traer la consciencia limpia, repasando las obras buenas que llegamos a hacer y las veces que hemos resistido la tentacion. Intentamos traer un buen esfuerzo y una buena medida de pasion para así obtener una buena medida de comunión con nuestro Dios, una buena aceptacion, una buena respuesta a nuestras oraciones.
Nos acercamos tal vez en principio no buscando nuestra justificacion, pero si como este fariseo, queriendo comprar nuestra relación con Dios trayendo a El nuestros esfuerzos y buenas intenciones. Como si esto hiciera alguna diferencia en el modo en el que el Señor nos ve.
El conoce nuestro corazón, lo mas torcido de nuestro ser, lo mas negro de nuestras intenciones, nuestra maldad y deseos de ejecutarla. El sabe lo que somos y lo que nuestras obras y esfuerzos no van a cambiar.
Se nos olvida que el buen ejemplo de la parábola era el publicano, el hombre que con humildad y sinceridad reconocía quien era y la necesidad de misericordia que tenia.
Nuestra relación con Dios empieza al renunciar a nuestras obras, al arrepentirnos de ellas, abrazar la misericordia de Dios y confiar en la obra de Jesús. Este principio no cambia, al acercarnos a Dios en cualquier momento de nuestras vidas tenemos que desechar nuestros esfuerzos, en humildad reconociendo lo que somos y la necesidad que seguimos teniendo de la cruz.
Como un hermano estimado cito: "estoy aprendiendo que debo de acercarme a DIOS con todo mi pecado, con toda mi inmundicia, con todas mis faltas, con toda mi indignidad, con todos mis deseos de no estar con El, con toda mi falta de amor por El, porque de esta manera estoy renunciando a toda esperanza en mi mismo por la cual me deje deleitarme en El y es ahí donde estoy aprendiendo a abrazar el evangelio. La realidad de que Cristo murió por mis iniquidades y que su sangre me limpia de toda maldad y es en esa fe, abrazando la Justicia que me viste, es donde me acerco a El confiando en que va a aceptarme por su Gracia."
Hebreos 4:16 Acerquemonos pues a Dios confiadamente, deja fuera tus obras y esfuerzos, deja de pensar que la medida de ellos es la medida en que sera tu comunión. Mejor aun ven en sinceridad a Dios con todos tus errores, con todos tus pecados y abraza la cruz. Que la medida de la perfección de la obra de Jesucristo en la cruz sea la medida de la comunión con nuestro Dios.
Noche de alabanza y oracion!
Hace 15 años